El sudor se apodera de su cara, trabajan bajo los rayos de sol, tienen las manos llenas de cemento, callos, sueños, cubren sus cabezas con paliacates, los acompañan algunas botellas de agua y unos deliciosos tacos paseados para la hora de la comida, así es como se pasa un día en la obra.
Juan Luis Sánchez Moreno es albañil, está a punto de cumplir 15 años en el oficio del cual se siente muy orgulloso. Su familia está conformada por seis personas, algunos parientes cercanos se dedican a la profesión.
Con lágrimas en los ojos, Juan Luis compartió su pasión por su trabajo y cómo motiva a sus hijos para que estudien y que tengan mejores oportunidades. “Yo les digo que estudien para que sean arquitectos o ingenieros para que no hagan las casas, sino para que ellos las manden a hacer”.
“Yo le digo a mis hijos que pesa más un saco de cemento que un lápiz”, enfatizó.
Cemento, palas, nivel y actitud son partes fundamentales para hacer el trabajo que más le gusta. “Es muy interesante, cualquier pieza de piso o pared tiene sus detalles y pues es interesante hacer un buen trabajo”, comentó Juan.
Considera que no es una mala profesión, se siente feliz por lo que hace, una labor que necesita constancia y amor, levantar paredes y cuidar de los detalles para lograr un buen trabajo.
“Es muy duro el trabajo, estamos bajo los rayos del sol, es mucho el esfuerzo ya que algunos materiales pesan mucho, hay que tomar precauciones para evitar accidentes”, concluyó Juan.