Dos familias más, de todas las que hay en Caborca y sus alrededores, están de luto; viven una doble pena moral por el fuego cruzado entre grupos antagónicos del crimen organizado del pasado domingo.
Gastón Gastélum Rocha, desde este municipio del norte, comparte la tristeza que se vive en su barrio de la colonia Infonavit Misiones de Kino, luego de saber que “mataron al Wico en el desmadre” y también un joven llamado Emilio del Castillo.
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De estos hechos resultaron siete muertos, cuatro heridos, dos detenidos (un hombre y una mujer); hubo autos asegurados y armas para uso exclusivo del ejército con sus respectivos cartuchos y cargadores útiles.
El caborquense comparte que en su barrio, que está en el sector de Pueblo Viejo, donde se realizan las fiestas de la Gesta Heróica del 6 de abril, pero se cancelaron por lo sucedido, saben que un hombre salió a buscar a su nieto cuando escuchó las balaceras.
Señala también que, tras el enfrentamiento armado, a la mañana siguiente, aunque no hubo clases, los chamacos no salieron a jugar a la calle.
Andaban rampeando la tarde noche del domingo y, asegura, siguen asustados por la guerra que les tocó vivir, ya que en el parque de la colonia es donde comenzó la balacera y (como seguramente han visto), optaron por poner pecho a tierra, mientras oían el zumbido del plomo sobre ellos.
El Wico corrió para proteger a su nieto y recibió balazos
De esta tracatera también se dio cuenta Gabriel Norzagaray, conocido como El Wico, pero no corrió con la misma suerte que los jóvenes.
Cuando escuchó las balas, el hombre salió por su nieto, pero al verlo correr le dispararon y quedó herido en el suelo, boca abajo.
Al final de la Avenida K, escribe, su compa cayó y duró buen rato, hasta que cesaron los balazos y lo subieron, aún con vida, a un pick up para llevarlo al Seguro Social.
El Wico no sobrevivió a los plomazos que llevaba en la espalda. Como sucede con muchas familias en este municipio de Sonora (y en otros del país), era el pilar de su familia con un car wash que puso en su casa, donde fumaba un cigarrito acompañando su café todas las mañanas, y una coquita por las tardes, cuando iba y venía de recoger y entregar los carros lavaditos.
En la lucha por el territorio del crimen organizado también murió Emilio del Castillo, el joven circulaba por la Calzada 6 de Abril cuando lo sorprendieron las balas.
Al parecer, dice el testigo oral de los hechos, lo confundieron con uno de los carros que se daban a la fuga, y también le dieron piso. No averiguaron. No confirmaron.
Emilio iba acompañado de un joven llamado Tadeo C, quien también resultó herido gravemente con balas, pero logró salir de la zona cero en que se ha convertido Caborca, y fue trasladado a Hermosillo para su atención médica.
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El deseo de los caborquenses es que no haya más Wicos ni Emilios ni Tadeos que sufran al ser confundidos, o por estar en los lugares equivocados cuando otros hombres con el poder en la mano, jalan el gatillo y les arrebatan la vida y provocan dolor a sus familias.
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