De pronto aparece por ahí. Se llama Ernesto y se paraenfrente de lo que queda del edificio de avenida ÁlvaroObregón 286 en la colonia Roma.
Hace frío. Su cuerpo delgado de un hombre de unos cuarentaaños tiembla. Está ojeroso y con la barba crecida dedías. Se abraza a sí. Lleva pantalón de mezclilla yapenas una playera negra. Fuma un cigarro que ya casi termina ytiene la vista fija en el lugar, que ya no es lugar.
Ve cómo las enormes máquinas excavadoras recogen sinmisericordia los restos de un edificio en el que estaba su esposa.Tenía dos días de haber comenzado a trabajar ahí. Seesmeró mucho en conseguir ‘la chamba…
“Necesitábamos el dinero”, –diceErnesto– Las cosas andaban mal, yo sin chamba y ellahacía todo lo que podía para conseguir algo mientras yoveía lo de algún trabajo…
¿Qué edad tenía?
Casi los cuarenta años… Estaba muy ilusionada con lodel trabajo. Antes vendía papas fritas afuera de la casa, ogolosinas… Era muy chambeadora… No tuvimos hijos peroéramos muy felices… Se llamaba Paty y me la entregaronhace unos días…
Pero ¿y entonces a qué vienes?
Pos nomás para ver el lugar en donde estuvo. Es como siquisiera que todo fuera una pesadilla y que saliera del trabajo.Habíamos quedado en que yo vendría todos los días alas seis para irnos juntos a la casa en Santo Domingo…
¿Le han ofrecido ayuda de parte del gobierno?
No. La verdad es que tampoco he ido a ver eso. Dicen queestá complicado y ya de por sí no ando con ganas de nada,la neta, de nada… Ya luego veré…
De este edificio que se cayó en unos cuantos segundos serecuperaron los cuerpos de 49 personas fallecidas, 19 mujeres y 30hombres, además de que se rescató con vida a 28más…
Y es uno de los poco más de cincuenta edificios colapsadosese día, de alrededor, también, de 500 edificios muydeteriorados y que seguramente quedarán fuera deuso…
Y es el principio del vía crucis que ahora viven los milesde afectados en la Ciudad de México que perdieron a familiareso sus bienes patrimoniales ese día.
Para empezar se requiere paciencia infinita. Sobre todo porque–dicen– el gobierno no estaba preparado o no hizo susfamosos protocolos de reconstrucción en caso de siniestroscomo este y mucho menos de organización para las ayudasposteriores.
“Nos dijeron que nos van a apoyar” –dice ungrupo de damnificados del edificio en calzada de Tlalpan. Y ya nospidieron papeles o muestras de que sí somos damnificadosporque no quieren que les vuelva a pasar lo del otro díacuando estuvieron entregando 3 mil pesos por persona damnificada ymuchos que no lo eran se colaron (algo así como 200) pararecibir una lana que no es su lana. Les vieron la cara de majes,dice un viejo que se acerca al grupo.
“Y todo porque no se organizaron y empezaron a repartir,creo que dieron 3 millones de pesos a lo menso. Y eso es parte deeste relajo. Fíjese que nos han dicho que pronto searreglarán las cosas, que todos los damnificados tendremosrecursos para reconstruir nuestras casas o construirotras…
“El problema es que dicen y dicen pero no haynada… Se hacen bolas. A ver –pregunta uno delgrupo– dígame usted ¿ha visto a algúndamnificado que ya haya recibido los apoyos del gobierno de laCiudad de México, aparte de esos tres mil pesos que dicen queson para la renta de algún lugar? ¿Ha visto que aparte dedemoler edificios hayan comenzado la reconstrucciónurgente?
El subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda yCrédito Público, Miguel Messmacher, dice que el Fondo deDesastres Naturales (Fonden) tiene 9 mil millones de pesos,“monto que se puede complementar con recursos de unbono catastrófico emitido en agosto por el Banco Mundial por360 millones de dólares.”…
Por su parte, en octubre de 2015 el jefe de gobierno de laCiudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció lacreación del Fondo “para la atención decontingencias y emergencias epidemiológicas y desastresnaturales, así como a mejorar el balancefiscal”…
Pero: El 1 de septiembre de este 2017 se publicó unamodificación a dichas reglas para decir que los recursos delFondo se usarían “para mitigar el impacto deemergencias y desastres naturales en las finanzas públicas dela CDMX y a compensar la caída de ingresos de libredisposición”. Que es decir, para desastresadministrativos.
Y nada, que de pronto estos recursos están encerrados en unlaberinto burocrático y bajo sospecha de miles porque hasta elmomento todo han sido declaraciones aunque a fin de cuentas nadiesabe-nadie supo-¿nadie sabrá?
Miguel Ángel Mancera dice que ya se cuenta con por lo menos3 mil millones de pesos para la reconstrucción de la CDMX.Pero también requiere que el gobierno federal le libere losrecursos del Fonden.
Y ha hecho llamados –dice Mancera– par que se“flexibilice u obvien” los trámites para accederrápidamente a los apoyos que permitan la reconstrucción.El presidente por su cuenta responde que “se revisaránlas reglas para atender las necesidadesurgentes”…
Édgar Amador, secretario de Finanzas del gobierno de laCDMX dice en entrevista (12-X-17) que para la reconstrucciónde edificios colapsados aquí el gobierno capitalino tienerecursos propios en el Fonden por 9,400 millones de pesos,además –agrega–, a esto se sumarán recursosfederales provenientes del mismo Fonden.
Y dice que de los 9,400 millones de pesos hasta el momento“se han activado 3 mil millones para atender la emergencia ylas tareas de reconstrucción. 200 millones de pesos segastaron para pagar la gratuidad en el transporte públicodurante los diez días que duró la emergencia; 50 millonespara apoyo de cheques de renta y 800 millones que se otorgarána la bolsa para avalar los créditos de nuevas viviendas con laSociedad Hipotecaria Federal, entre otros”…
Pero la gente no ve por dónde o en qué parte del mundoestán esos recursos porque la mayoría se siente frustradafrente a un proceso lento, burocratizado y sin coordinación enmedio de su tragedia y ve que la política y los políticoso empresarios medran con la tragedia…
“Se tiran la pelota unos a otros para no aparecer como elvillano de la película en tanto los recursos estánatorados… ¡ah, pero eso sí: vinieron a tomarse lafoto dolorosa! Gritan los damnificados de Coapa que se han reunidoen el camellón de Acoxpa, en donde se encuentra el altar porlos fallecidos.
El modelo de desarrollo urbano de la Ciudad de México es undesastre –dice el ingeniero Alberto Feregrino, especialistaen ingeniería urbana–; si se sabe que se está enzona sísmica ¿por qué se ha permitido laconstrucción de edificios de alto calado en zonas de riesgo?La ciudad de México era una ciudad horizontal, de pronto lesentró por la verticalidad –dice– sin considerarla ingeniería de suelos…
“Y lo peor –dice– es que a diestra ysiniestra otorgaron permisos de construcción mediantechanchullos, porque no me va a decir usted –afirma–,que muchos de los permisos de construcción no tienen que vercon la lana que se pone en medio… Y ahí está elresultado. Una forma de reconstrucción es replantear eldesarrollo urbano de la capital, de otra manera seránresponsables de lo que pudiera ocurriraquí…”
Pero los damnificados acusan que hasta el momento sóloescuchan discursos. “Los políticos mexicanos dicen todoen discursos, pero no pasan a los hechos. Aquí estamosnosotros ¡qué no nos ven? ¡Ellos tienen todoasegurado. A nosotros se nos terminó el pasado y enfrenteestán ellos, con sus discursos!
“¿En dónde están los recursos que llegaronde fuera del país? Mire usted –dice CarlosMartínez–. Yo supe que a mucha gente entregócheques para el apoyo a México. Muchos países einstituciones. Personalidades también. ¿En dóndeestán estos recursos? ¿Cuánto es? ¿Quiénlo tiene? ¿Quién lo supervisa?
El tema es que algunos de los factores que produjeron latragedia no se ponen a la vista, pero están ahí, nosólo tiene que ver con los fraudulentos permisos deconstrucción, también con la mala construcción, losprocesos en contra de las inmobiliarias, la eclosión de lossistemas hidráulicos de los edificios como la que corre debajode la ciudad de México. Esa también es parte de lareconstrucción.
Luego viene la parte jurídica, porque temen losdamnificados que opere el programa de expropiación de bienes olos famosos créditos a veinte años con cantidades adiscreción; ¿y qué tal lo de las aseguradoras y lashipotecas? Mucha gente no quiere dejar el barrio en el quevivía por el tema de las escuelas y el tema deltrabajo… “¡Nadie nos dice cuáles son losplanes de reconstrucción y en dónde vamos a pararnosotros!”
Ernesto ya se va. Ya se hizo tarde y las máquinasdetuvieron su trabajo. ¿Qué sigue para Ernesto y para losmiles de damnificados y su tragedia? ¿Y qué será dela Ciudad de México después de todo esto? ¿Cuáles la lección final? Mientras, los políticos se echan labola: “Songo le dio a Borondongo…”.