Las rutas y sitios sagrados indígenas forman los espacios simbólicos y espirituales que materializan la cosmovisión del grupo étnico wixárika, cultura que habita en la Sierra Madre Occidental de nuestro país, principalmente en Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí.
La migración de los wixárikas a los centros urbanos, y las necesidades de subsistencia permitieron que sus vestimentas, artesanías, cosmogonía y ceremonias, fueran conocidas y apreciadas por el todo el mundo.
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En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el decreto en el que se reconocen, protegen, preservan y salvaguardan estos sitios sagrados.
Con el decreto se reconocen, protegen, preservan y salvaguardan algunos de estos sitios sagrados Tatei Haramara, ubicado en la Isla del Rey, San Blas en Nayarit; Hauxamanaka en Pueblo Nuevo, Durango; Xapawiyemeta, Isla del Alacrán, Lago de Chapala y Te’ekata, Santa Catarina Cuexcomatitlán en Jalisco y finalmente Wirikuta en el municipio de Real de Catorce, San Luis Potosí. Cabe mencionar que ninguna de estas tierras protegidas se ubica en Zacatecas.
Tras firmar el decreto durante su conferencia matutina, el mandatario mencionó que de esta forma da cumplimiento al compromiso que asumió con mexicaneros, coras, tepehuanos y huicholes de las sierras de dichas entidades.
Tiempos de justicia Wixárica
Son cinco sitios sagrados de los pueblos originarios que existen en Jalisco y hay 80 mil personas que conforman la población wixárika en la entidad, incluyendo el llamado Ojo de Dios en la isla de los Alacranes, lugar donde nació la lluvia y donde emergió la humanidad luego del diluvio universal.
Se trata de las grutas sagradas Tea´kata en Santa Catarina Cuexcomatitlán, Tierra Morada en San Sebastián Teponahuaxtlán, perteneciente al municipio de Mexquitic; El Roble; Tanana Haya, ubicado en la comunidad de Tuxpan de Bolaños; por último, la isla de los Alacranes o también conocida como Xapawiyemeta sobre el lago de Chapala.
Juntos representan uno de los cinco puntos del universo, de acuerdo a las creencias wixáricas. wirraritari y 20 por ciento mestizos.
Por otra parte, en el puerto de San Blas, Nayarit se encuentra Tatéi Aramara que significa "Nuestra madre el mar" y es una de las zonas sagradas para este grupo étnico. En la cosmovisión religiosa de este pueblo se establece que de ahí partieron todos los dioses hacia Wirikuta que se encuentra en San Luis Potosí, área en donde nació el sol y que actualmente abarca 140 mil hectáreas.
En la década de los 90, el gobierno federal entregó 13 hectáreas de playas a Tatéi Aramara, sin embargo, en el 2011 dentro del Diario Oficial de la Federación (DOF), la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó el acuerdo para desincorporar parte del territorio en donde llevaban a cabo sus rituales a favor de dos empresas turísticas para su explotación.
Fue en el 2012, durante la administración del exmandatario Roberto Sandoval cuando el gobierno estatal les regresó 8.3 hectáreas de las 13 iniciales, sin embargo, para el 2013 el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) les reconoció solo 3.5 hectáreas.
En Durango se encuentra Hauxamanaka, justo en Cerro Gordo, el lugar más alto del estado, a tres mil 340 metros sobre el nivel del mar, ubicado en el municipio de Pueblo Nuevo y también forma parte del decreto firmado por López Obrador.
Y es que este sitio tiene un valor importante para quienes forman parte de dicha comunidad ya que “el Cerro Gordo es calificado por los tepehuanos como el padre de todos, considerándose como el más poderoso, porque ahí se forma todo, según el Colegio de Frontera Norte en el artículo “El recorrido al Cerro Gordo y el ritual tepehuano de las ofrendas en los cerros de la comunidad de San Bernardino de Milpillas”.
Este sitio sagrado tiene una vinculación con el agua ya que de ahí salen muchos de los arroyos que alimentan a los ríos de Lajas, Taxicaringa y Mezquitala y Mezquital.
Temor a un turismo insensible
Las presiones por personas interesadas en esos territorios para fomentar el turismo siempre han sido factor de preocupación por las comunidades wixárikas que han denunciado en su momento tales situaciones.
Por un lado, agricultores y ganaderos han mostraron interés por varios de estos territorios y los invadieron, lo que dio inicio a pleitos jurídicos que se extendieron por décadas y que finalmente les dieron la razón a los pueblos originarios.
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Hay personas que vieron la posibilidad de hacer negocio con las tradiciones wixárikas por lo que comenzaron a llevar a nacionales y extranjeros hasta esos sitios religiosos, generando problemas como: tirar basura, contaminar el agua sagrada, saquear ofrendas, dejar velas encendidas y provocar incendios, realizar sacrificios con animales, destruir plantas sagradas y convocar a peregrinaciones sin autorización.
Con información de Crys Benítez | El Occidental, Belem Hernández | El Sol de Durango, Alejandra de Ávila | El Sol de Zacatecas, Alejandra Rui | El Sol de San Luis
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