/ domingo 11 de julio de 2021

Cortan 82% los recursos para la salud mental

A entidades como Yucatán sólo se les tocó 40 mil pesos en recursos federales este año para atender trastornos mentales

Entre 2020 y 2021, el Gobierno federal redujo 81.6 por ciento los recursos destinados a los estados para atender la salud mental de la población. En el extremo, hay 12 entidades que este año no cuentan con recursos de la Federación para hacer frente a trastornos como depresión, ansiedad y esquizofrenia, entre otros.

El Sol de México analizó la información vertida en 288 convenios de ministración de subsidios destinados a acciones de salud pública que fueron firmados entre la Secretaría de Salud federal (SSa) y los gobiernos de los estados, entre 2013 y 2021.

Los recursos presupuestarios considerados incluyen aquellos que se transfirieron a las entidades federativas vía subsidios del ramo 12 de salud, a través de aportaciones federales del ramo 33 y por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que antes era el Seguro Popular.

Los recursos a salud mental en los estados fueron aumentando durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, pasando de 210.3 millones de pesos en 2013 a 402.9 millones en 2018. Para el año 2019, el primero de la administración de Andrés Manuel López Obrador, esta bolsa alcanzó su monto máximo de 456.7 millones de pesos.

Aunque se trataba del primer año del nuevo gobierno, el gasto federal de 2019 aún llevaba la inercia de la administración anterior. Fue cuando la Cuatroté tuvo el control total de los nuevos presupuestos que los recursos para hacer frente a las enfermedades mentales en los estados se desplomaron.

En 2020 el gasto cayó a 283 millones de pesos debido a las reducciones de las transferencias del ramo 33 y de los apoyos del recién creado Insabi (mucho menores a los que fluían vía el Seguro Popular). Y para este año, los estados apenas tienen asignados 52 millones únicamente por el ramo 33, desapareciendo por completo los subsidios del ramo 12 y los apoyos del Insabi. De un año a otro, los estados se quedaron sin casi 82 por ciento de los recursos con los que contaban para salud mental.

La caída drástica se traduce en que este año hay doce estados que no tienen asignado un solo peso para este fin. Estos son Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, Chiapas, Ciudad de México, Hidalgo, Sonora, Tabasco y Zacatecas.

Y en otros estados, las cantidades dirigidas para atender trastornos mentales son ridículas. Es el caso de Yucatán, que cuenta con 40 mil pesos, o Baja California Sur, que tiene asignados 63 mil.

Y CRECEN LOS TRASTORNOS

Mientras se recorta el gasto, las enfermedades mentales van al alza en México. Los casos de depresión, por ejemplo, crecen constantemente desde 2014, según datos de los boletines epidemiológicos de la SSa.

Ese año se diagnosticaron 69 mil 594 nuevos casos mientras que en 2019 se registraron 126 mil 231, lo que equivale a un incremento de 81 por ciento en un lustro.

Para 2020 los casos diagnosticados disminuyeron a 84 mil 396 millones, aunque es probable que esto se deba a la pandemia de Covid-19, que evitó que muchas personas acudieran a los centros de salud para recibir atención médica.

Pese a la subestimación en los registros, hay informes que dan cuenta de la magnitud del problema durante la emergencia sanitaria.

Según la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (Encovid-19), 27.3 por ciento de las personas de 18 años y más presentaron síntomas depresivos, mientras que 32.4 por ciento tuvieron síntomas severos de ansiedad debido al aislamiento social, las presiones económicas y la incertidumbre.

El ejercicio realizado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana y Quantos Investigación Cuantitativa, se levantó en abril de 2020, es decir, apenas un mes después de que llegó la pandemia a México.

Por otra parte, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19 (Ensanut 2020) indica que tres por ciento de la población tuvo necesidad de servicios de salud mental, aunque no necesariamente recibió atención médica.

Entidades con una importante explosión de casos de depresión en los últimos años son las que más resintieron los recortes en salud mental. Un ejemplo es Guanajuato, donde este trastorno se disparó 634 por ciento entre 2014 y 2019. Sin embargo, los recursos a esta entidad se redujeron de 85 millones a 870 mil pesos entre 2020 y 2021.

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Otro caso es Guerrero, con un incremento de 631 por ciento en los casos nuevos de depresión, pero una caída en su partida de salud mental de 19 millones a 399 mil pesos.

GASTO CENTRAL SIN CAMBIOS

Además de los recursos destinados a los estados, el Gobierno federal designa una partida de su presupuesto a la salud mental, que operan el Secretariado Técnico del Consejo de Salud Mental, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y los Servicios de Atención Psiquiátrica, todos dependientes de la SSa.

Sin embargo, el presupuesto a estas tres entidades en su conjunto también se redujo dos por ciento entre 2020 y 2021, pasando de mil 651 a mil 618 millones de pesos. Este gasto apenas representa el uno por ciento de todo el presupuesto federal destinado a salud.

Entre 2020 y 2021, el Gobierno federal redujo 81.6 por ciento los recursos destinados a los estados para atender la salud mental de la población. En el extremo, hay 12 entidades que este año no cuentan con recursos de la Federación para hacer frente a trastornos como depresión, ansiedad y esquizofrenia, entre otros.

El Sol de México analizó la información vertida en 288 convenios de ministración de subsidios destinados a acciones de salud pública que fueron firmados entre la Secretaría de Salud federal (SSa) y los gobiernos de los estados, entre 2013 y 2021.

Los recursos presupuestarios considerados incluyen aquellos que se transfirieron a las entidades federativas vía subsidios del ramo 12 de salud, a través de aportaciones federales del ramo 33 y por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que antes era el Seguro Popular.

Los recursos a salud mental en los estados fueron aumentando durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, pasando de 210.3 millones de pesos en 2013 a 402.9 millones en 2018. Para el año 2019, el primero de la administración de Andrés Manuel López Obrador, esta bolsa alcanzó su monto máximo de 456.7 millones de pesos.

Aunque se trataba del primer año del nuevo gobierno, el gasto federal de 2019 aún llevaba la inercia de la administración anterior. Fue cuando la Cuatroté tuvo el control total de los nuevos presupuestos que los recursos para hacer frente a las enfermedades mentales en los estados se desplomaron.

En 2020 el gasto cayó a 283 millones de pesos debido a las reducciones de las transferencias del ramo 33 y de los apoyos del recién creado Insabi (mucho menores a los que fluían vía el Seguro Popular). Y para este año, los estados apenas tienen asignados 52 millones únicamente por el ramo 33, desapareciendo por completo los subsidios del ramo 12 y los apoyos del Insabi. De un año a otro, los estados se quedaron sin casi 82 por ciento de los recursos con los que contaban para salud mental.

La caída drástica se traduce en que este año hay doce estados que no tienen asignado un solo peso para este fin. Estos son Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, Chiapas, Ciudad de México, Hidalgo, Sonora, Tabasco y Zacatecas.

Y en otros estados, las cantidades dirigidas para atender trastornos mentales son ridículas. Es el caso de Yucatán, que cuenta con 40 mil pesos, o Baja California Sur, que tiene asignados 63 mil.

Y CRECEN LOS TRASTORNOS

Mientras se recorta el gasto, las enfermedades mentales van al alza en México. Los casos de depresión, por ejemplo, crecen constantemente desde 2014, según datos de los boletines epidemiológicos de la SSa.

Ese año se diagnosticaron 69 mil 594 nuevos casos mientras que en 2019 se registraron 126 mil 231, lo que equivale a un incremento de 81 por ciento en un lustro.

Para 2020 los casos diagnosticados disminuyeron a 84 mil 396 millones, aunque es probable que esto se deba a la pandemia de Covid-19, que evitó que muchas personas acudieran a los centros de salud para recibir atención médica.

Pese a la subestimación en los registros, hay informes que dan cuenta de la magnitud del problema durante la emergencia sanitaria.

Según la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (Encovid-19), 27.3 por ciento de las personas de 18 años y más presentaron síntomas depresivos, mientras que 32.4 por ciento tuvieron síntomas severos de ansiedad debido al aislamiento social, las presiones económicas y la incertidumbre.

El ejercicio realizado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana y Quantos Investigación Cuantitativa, se levantó en abril de 2020, es decir, apenas un mes después de que llegó la pandemia a México.

Por otra parte, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19 (Ensanut 2020) indica que tres por ciento de la población tuvo necesidad de servicios de salud mental, aunque no necesariamente recibió atención médica.

Entidades con una importante explosión de casos de depresión en los últimos años son las que más resintieron los recortes en salud mental. Un ejemplo es Guanajuato, donde este trastorno se disparó 634 por ciento entre 2014 y 2019. Sin embargo, los recursos a esta entidad se redujeron de 85 millones a 870 mil pesos entre 2020 y 2021.

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Otro caso es Guerrero, con un incremento de 631 por ciento en los casos nuevos de depresión, pero una caída en su partida de salud mental de 19 millones a 399 mil pesos.

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Además de los recursos destinados a los estados, el Gobierno federal designa una partida de su presupuesto a la salud mental, que operan el Secretariado Técnico del Consejo de Salud Mental, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y los Servicios de Atención Psiquiátrica, todos dependientes de la SSa.

Sin embargo, el presupuesto a estas tres entidades en su conjunto también se redujo dos por ciento entre 2020 y 2021, pasando de mil 651 a mil 618 millones de pesos. Este gasto apenas representa el uno por ciento de todo el presupuesto federal destinado a salud.

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