El gobierno talibán ha permitido que las mujeres en Afganistán reanuden sus estudios universitarios, sin embargo, se han implementado nuevas medidas estrictas para el cumplimiento de la segregación de género.
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Y es que algunos periodistas a los que se les permitieron la entrada a la Universidad Ibn-e-Sina, de Kabul, difundieron imágenes en las cuales se muestran a estudiantes masculinos y femeninos sentados en la misma aula, pero separados por una cortina.
Otras de las exigencias es que las alumnas deben utilizar la túnica abaya, la cual cubre su cuerpo desde el cuello hasta los pies, así como un niqab, velo que cubre el rostro dejando solamente un espacio en los ojos.
Según las directrices publicadas por el Ministerio de Educación Superior de los talibanes, las estudiantes también deben permanecer en las "salas de espera" entre clases para no encontrarse con estudiantes varones.
Times informó que la guía también establece que las alumnas solo deben recibir clases de profesoras, aunque los “profesores ancianos que tengan un buen historial de comportamiento” también pueden enseñar si no hay una profesora disponible.
Por su parte, activistas de derechos humanos en la región señalaron que existe la preocupación de que las mujeres puedan estar enfrentando restricciones en otros lugares, pese al enfoque “moderno” de gobierno tras la decisión de que regresen a las universidades.
En un hilo de Twitter , Shaharzad Akbar, presidenta de la Comisión Internacional de Derechos Humanos de Afganistán, dijo que había recibido informes de que los talibanes solo permitían que las mujeres de “salud, educación y algunas organizaciones de ayuda” asistieran al trabajo, y exigían que estuvieran acompañadas por un “miembro masculino de la familia”.
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Asimismo Times informó que los periodistas locales han sido testigos de varios incidentes de violencia contra las mujeres por parte de los soldados talibanes, incluido un grupo de manifestantes por los derechos de las mujeres a quienes se les aplicaron gases lacrimógenos, y una mujer embarazada de ocho meses que fue “asesinada frente a su familia” por derribar una bandera talibán.