El presidente de Brasil, Michel Temer, muy debilitadopor las graves acusaciones de corrupción, reiteró el domingo sufirme decisión de mantener el rumbo de sus reformas tendientes asacar al país de la recesión, a pesar de que se multiplican lospedidos de que dimita.
"Brasil no se ha detenido y no se vaa detener, a pesar de la crisis política que, lo reconozco,estamos padeciendo", afirmó el jefe de Estado en una columna deopinión publicada por el diario Folha de Sao Paulo.
Temer confirmó su presencia el martes en un foro deinversores en Sao Paulo, capital económica de Brasil, en momentosen que el gobierno prevé una tímida recuperación a pesar de latasa de desempleo récord, superior al 14%.
La realización del foro "es la prueba incuestionablede que tras un año de responsabilidad fiscal, nuestra economía yano toca fondo y vuelve a ser vista como una oportunidad parainvertir", expresa en su columna.
Llegado al poder hace un año, tras la destituciónde Dilma Rousseff (izquierda), de la que era su vicepresidente,Temer apostó a una serie de medidas impopulares de austeridad,entre otras la reforma del sistema de jubilaciones y laliberalización del mercado de trabajo.
"Sin esas reformas, Brasil no podrámantener el Estado. Todo el mundo lo sabe, incluso la oposición",argumentó el presidente.
Temer está en plena tormenta desde la semana pasada,cuando el diario O Globo reveló la existencia de una grabación-difundida desde la justicia- en la que acepta que se le paguedinero al expresidente de la Cámara de Representantes EduardoCunha, hoy en prisión, para que guarde silencio sobre suinvolucramiento en el escándalo de corrupción en la petroleraestatal Petrobras.
Las revelaciones llevaron al Supremo Tribunal Federala autorizar una investigación contra el mandatario por corrupciónpasiva y obstrucción de la justicia.
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