A veces la realidad supera a la ficción, y en este caso vaya que lo hizo, pues la líder rusa de una banda musical fue perseguida y detenida por sus comentarios anti Putin, sin embargo esto último no es lo raro sino la forma en la que escapó.
Maria Alyokhina de Pussy Riot, alcanzó la fama internacional hace 10 años, después de un concierto en la catedral de Moscú, donde encendió los ánimos con comentarios políticos.
Cabe destacar que la rusa estaba en arresto domiciliario, por lo que abandonó el móvil y se puso un traje verde como los repartidores de comida. Logró lo que se proponía, escapar de una Rusia cada vez más represiva.
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Lo que parece una historia de espías no vino fácil, pues Alyokhina trató de escapar en dos ocasiones, intentos que fueron frustrados.
Maria escuchaba desde su celda el discurso de Vladimir Putin, aquel que desembocó tres días más tarde en la invasión de Ucrania. Esto fue un antes y un después en su vida, había prometido quedarse en Rusia pasara lo que pasara, pero no pudo soportarlo más.
La también apodada “Masha”, fue privada de su pasaporte ruso y puesta bajo arresto domiciliario por presuntamente haber usado “simbología nazi” tras publicar en Instagram una denuncia por la liberación de los presos políticos.
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Los guardias bielorrusos la retuvieron en la frontera, lo que provocó que fuese devuelta a Rusia. Como dijimos anteriormente, lo intentó una segunda vez sin éxito, pero no se rindió y a la tercera lo logró.
La activista ha comentado en sus publicaciones que a Putin en occidente se le suele ver como alguien muy grande o como “un demonio”, sin embargo afirma que el Presidente ruso está muy desorganizado.
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