"Vamos a guerrerear”: pronunció efusivo don Ignacio Hernández Haua al recordar que tal expresión significaba caminar sobre la calle emblemática de Guerrero, Pachuca, para realizar compras y dijo tener la esperanza del gobierno estatal en ordenar la capital hidalguense.
Hoy es adulto mayor a cargo del negocio con 71 años de vida, propiedad de su padre, dedicado a la venta de camisas que al paso del tiempo ha diversificado los productos ante la demanda de la clientela.
Expuso que todo comercio debe evolucionar al tiempo de la vida diaria de la población, pues hoy en día los modelos que aquí se ofrece es versátil, pero sobre todo, con precios justos y una excelente atención personalizada.
Y fue en esas líneas cuando don Ignacio Hernández mencionó su disposición de colaborar con la autoridad estatal a fin de contribuir desde su trinchera en la mejoría del entorno social.
Por ejemplo, manifestó, colocar bancas y jardineras que permitan brindar una mejor imagen a la calle de Guerrero. De tal forma que vaya de la mano con el gobierno estatal en pro del comercio local, pues aquí la atención es personalizada.
“Que nos den la oportunidad de apoyar al gobierno del estado y que él nos apoye, que sea trabajo reciproco”, manifestó al mencionar que las calles recién repavimentadas como fue la avenida Revolución contribuye en la atracción de más compradores a la calle Guerrero.
Celebró que la necesidad de contar con la promoción de sus negocios sea atendida por la actual autoridad que encabeza Julio Menchaca Salazar, al tiempo de dirigirse hacia los habitantes de Pachuca que en Guerrero cuenta con calidad, buenos precios y cordialidad.
“Aquí viene la gente porque le gusta que les brindemos atención personalizada, a su antojo, que les acerquemos los productos, que los atendamos como se merecen: con calidez”, pronunció don Ignacio Hernández mientras clientes se despiden de él de mano con la consigna que pronto regresarán.
Y mientras recuerda su dedicación a este local a fin de mantenerlo a flote como hasta ahora lo ha logrado, menciona sus mejores deseos mientras observa hacia la calle del negocio, pues añora tener un reloj sin pintas, rodeado de árboles que años atrás protegía a la gente, tanto del sol como de la lluvia, o de bancas para descansar.
De los locatarios que comenzaron a ocupar la calle de Guerrero, mencionó, ya solo queda un 35 por ciento debido a que las grandes cadenas comerciales dedicadas a comercio, ropa y más, los ha absorbido, “somos pocos los que quedamos y nos resistimos a desaparecer, le echamos muchas ganas, y claro que necesitamos la mano del gobierno estatal”, dijo.